Es para mí una alegría ver a una pareja llegar a las bodas de oro, que no puedo dejar de escribir sobre ello. La pareja es mi hermana mayor y su querido esposo Mariano que este sábado día treinta de noviembre hace la friolera de cincuenta años de casados.
Es tan increíble que merecen un post, son tan pocas las parejas que llegan, unas por separaciones y las que más por la muerte de uno de ellos como es mi caso, aun me parece ayer cuando los vi dándose el sí en al altar al mismo tiempo también se casaron su hermano y con su pareja ósea fue una ceremonia doble, pero para ellos no hay bodas de oro falleció uno de ellos.
El día de la boda fue muy emocionante hacía poco que había muerto nuestro padre y era la primera hermana que se casaba, somos cinco, yo contaba dieciséis años para mí era todo un espectáculo ir vestida de galas con sombrero y ropa nueva y ver la iglesia que escogieron San Josep de la Montaña y después un montón de gente, fuimos al restaurante mejor de aquella época, nunca podré olvidar la boda de mi querida hermana mayor.
Hay que pensar que corría el año mil novecientos sesenta y tres no teníamos nadie muchas cosas buenas y menos abundancia de eventos, aun arrastrábamos los últimos coletazos de la guerra civil, parecía que por fin podíamos levantar cabeza, como podéis suponer la boda la pagaron los varones mi madre viuda y con cinco hijas no podía, pero gracias a Dios ellos estaban bien situados y se volcaron con todas nosotras.
Imagino ahora mismo que la belleza de mi hermana debió de poner sus puntos antes de dar el sí en el altar, aunque no lo creáis lo estoy pensando mientras escribo, jamás dijo nada pero que su futuro esposo pagara todo tuvo que ser a cambio de que ella diera el sí. Nosotras junto a nuestra madre éramos una piña y eso no había quien lo desmontara.
Recuerdo cosas del banquete increíbles para mi ahora pero en los tiempos q corrían no, hubieron personas que se llevaron la tarta que sobro en los sombreros y no fue una persona la única, muchas y no solo la tarta todo lo que pudieron. Recuerdo haber ido al Aeropuerto a despedirlos pues se iban a Mallorca y llevar en el bolsillo del abrigo un cubalibre a medias y aun no sé cómo no se derramó todo, fue un día para no olvidarme nunca y seguido de este, mi siguiente recuerdo el nacimiento de mi sobrina que lo viví en directo, fue mi primer parto, cuando nació era preciosa y sigue siéndolo es la alegría de ellos no se ha casado y vive con sus padres.
Ya veis queridos amigos que la vida se compone de recuerdos y espero que disfrutéis de esta hermosa historia, como yo.
M.Fitò