Poemas.
El paraíso ¿de quién?
Cesa mi voluntad de contar batallas
sobre este reino falto de crédito,
porque mañana nada será igual.
Un año más en un reino de sombras
con empresas de colores ausentes,
diosas de blanco contando historias
que aderezan el cuerpo de la nada.
Reyes, príncipes y consortes con suerte
de no ser atropellados por la justicia,
justicia de trajes forrados de confabulación
donde nadie se lleva el traje de rayas.
Y todos aguantando estos pesares,
muchos de vacaciones por imperativo legal,
perdedores, sin perder nada o todo
donde hay tiques de regalo por doquier.
Miles y miles de parados ingeniosos e ingenieros
gastando su tiempo sin cesar, sin cesar
a quien se ha tragado la frase__ dignidad,
reino este en tiempos de descredito.
Burbujas de cava que suben a la cabeza
haciendo que los latidos del corazón,
no sean latidos, simplemente parpadeos
para no ver la realidad de este reino.
Me tomo un café corto, en taza grande
des brindando por este reino de taifas, sin ilusión.
Lugar donde se nos apaga el sonreír
país donde se aplaude la corrupción,
sitio distinto donde impera “el todo vale”
estercolero donde se pudren respeto, ética y honor
para alimentar una plaga de rémoras y chupasangres.
Hoy no me compro la prensa escrita,
deseo ser feliz sin tv ni periódico
escuchando las baladas de Bryan Adams,
aunque luego lea, las flores del mal de Baudelaire.
Carlos (o ácrata) 04/01/2012
la historia de una vida, es el eco del pasado y la ventana del futuro.
No sé donde leí que en la memoria de la familia solo quedan retenidas tres generaciones, es decir, abuelos padres e hijos.
Yo me niego a desaparecer en tres generaciones, por eso escribo, dejo huella impresa de mis pensamientos y sueños en cualquier cuaderno que un día mis hijas puedan encontrar escondido en un cajón, o a medio terminar en mi escritorio.
Porque el eco de mi vida continué después de mi, que puedan las generaciones que han de llegar abrir uno de los cuadernos, libros etc., y recibir esa brisa fresca que yo sentí en mi rostro, esa lluvia de otoño que me hizo soñar con tierras lejanas, ese deseo que inundó alguna vez mi cuerpo y que una vez que mis cenizas ya sean pate de la tierra alguien de mi familia, alguien ya lejano a mi misma pueda rememorar mi vida , reírse con mis ocurrencias, incluso llorar de emoción.
Quizás alguien piense que es presuntuoso por mi parte, pero yo no quiero desaparecer de la memoria de mi gente en solo tres generaciones, si tan solo queda una huella, habré conseguido que mi vida sirva para algo.
Conchi.
Pídeme un saludo y te daré un inmenso abrazo…
Pídeme una caricia y te daré miles y miles de besos…
Pídeme una lágrima y te daré una sonrisa a carcajadas…
Pídeme un grito y te inundare en un gran silencio….
No me pidas silencio, mi corazón no calla
No me pidas que llore, tu presencia me llueve alegría
No me pidas que rechace tus besos
No me pidas que rechace tus brazos
No me pidas que te diga adiós,
pues aun por cuanto más lejos estáis,
mas lejos de mí, esta mi corazón.
Si, es una invitación a que disfrutes
del pequeño milagro diario,
que es el
el salir el sol,
que es el
el levantarte y dar gracias de ello,
que es el
el despertar de los tuyos, esos besos,
que es el
el barullo, estridente, sí pero, música divina,
que es el
el ir de unos a sus tareas, otros a sus trabajos,
que es el
el llegar de ellos y todos juntos y amigos,
que es el
el juntos contarnos esas vivencias,
que es el
el estar juntos empezar el descanso, tan deseado,
que es el
el estar esperando el pequeño milagro del día siguiente
que es el que deseamos…
que es el que esperamos…
que es el que amamos…
que es el….
que es el….
hay tantos, tantos como instantes,
que tenemos la obligación de gozarlos
Te paso una visión muy personal
Te paso un sentimiento, muy particular,
Te paso una de las maravillosas visiones,
que al ser cotidianas no nos damos cuenta,
y son pequeñas, medianas o grandes, pero creo,
sí, pero muy fervientemente que la felicidad
esta construida con esa pequeñas acontecimientos,
si, casi cansinos, por repetitivos,
pero no por eso esenciales y creo que son dignos de recibir
el calificativo de pequeños milagros,
milagros que aparte de darnos el derecho a recibirlos y disfrutarlos,
llenan y complementan aparte, de acompañarnos y de darnos las
fuerzas para al acabar la jornada,
tengamos el gran deseo de que llegue el nuevo día,
para así empezar nuevos proyectos,
pero todo eso también lleva consigo,
algún que otra traba o piedra,
para que con ello al llegar al término
valoremos con más intensidad nuestra aportación,
que a ritmo de complicidad al hacer de la ejecución,
de ese pequeño gran milagro que, al participar,
disfrutamos y hacemos más grande la felicidad
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